Según Nietzsche el hombre es un animal social y ha adquirido el compromiso moral de “mentir gregariamente”.
Si usáramos un pitido, como el de la tele cuando se dice un taco, pero que sonara cada vez que decimos una mentira, nuestras conversaciones con los que nos rodean serían un pitido constante. Tenemos ese hábito, cuando hablamos, mentimos miserablemente.
A pesar de que todos y todas somos engañadores, no nos gusta que nos mientan.
Ya sea de forma consciente o inconsciente, percibimos la mentira en las personas, y eso nos provoca rechazo. Cuando desconfiamos de alguien y no podemos concretar por qué, probablemente es porque a nivel subconsciente percibimos su mentira.
Miguel de Cervantes decía que “la verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua”.
Además de adelgazar, múltiples son los beneficios que aporta hablar con sinceridad, diciendo la verdad.
Seamos, pues, verdaderos.
Si usáramos un pitido, como el de la tele cuando se dice un taco, pero que sonara cada vez que decimos una mentira, nuestras conversaciones con los que nos rodean serían un pitido constante. Tenemos ese hábito, cuando hablamos, mentimos miserablemente.
A pesar de que todos y todas somos engañadores, no nos gusta que nos mientan.
Ya sea de forma consciente o inconsciente, percibimos la mentira en las personas, y eso nos provoca rechazo. Cuando desconfiamos de alguien y no podemos concretar por qué, probablemente es porque a nivel subconsciente percibimos su mentira.
Miguel de Cervantes decía que “la verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua”.
Además de adelgazar, múltiples son los beneficios que aporta hablar con sinceridad, diciendo la verdad.
Seamos, pues, verdaderos.
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